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10/10/07

Miren que si es necesario, pediré guerra, eh

Un día como hoy pero de 1945, al mediodía, un grupo sindical entrevista a Perón, en su departamento. Allí se decide la realización de una concentración frente a la Secretaría de Trabajo y Previsión para que Perón se dirija a los trabajadores, luego de que lo obligaran a renunciar. En la tarde, alrededor de 70.000 trabajadores copan la Secretaría de Trabajo, desde donde habla el coronel, por altoparlantes y en conexión con la radio oficial. En su discurso, Perón anuncia que deja dos decretos firmados, a favor de los trabajadores. Uno de ellos, establece un nuevo régimen de asociaciones profesionales (otorgándoles autonomía, entre otros derechos) y el otro, un aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico y participación en las ganancias. Sostiene, además: "Deseo manifestar, una vez más, la firmeza de mi fe en una democracia perfecta. Dentro de esa fe democrática, fijamos nuestra posición incorruptible e indomable frente a la oligarquía. Pensamos que los trabajadores deben confiar en sí mismos... No se vence con violencia, se vence con inteligencia y organización. Por ello, les pido que conserven una calma absoluta y cumplan con lo que es nuestro lema de siempre: del trabajo a casa y de casa al trabajo... Tranquilidad y calma es lo que necesitamos para seguir invencibles. Y si un día fuese necesario, he de formar en sus filas para obtener lo que sea justo. Mientras tanto, que sea la calma y la tranquilidad lo que guíe los actos de los obreros para que no se perjudique esta magnífica jornada de justicia social. Pido orden para que sigamos adelante nuestra marcha triunfal, pero si es necesario, algún día pediré guerra".El discurso calienta a los protogorilas. Algunos jefes militares se sienten engañados por Farrell y Perón y exigen la remoción del presidente. El mayor Desiderio Fernández Suárez -once años después responsable de la masacre de José León Suárez- reacciona con más furia y parado sobre una mesa del círculo Militar proclama: “¡Hay que matar a Perón!”. También el General Manuel A. Mora, en la Escuela Superior de Guerra, juzga necesario "organizar un plan de asesinato".Esa noche, Perón vuelve a reunirse en la calle Posadas, con oficiales de su confianza. El coronel Juan Giordano recuerda que Perón le dijo que si los obreros salían a la calle podía desencadenarse una guerra civil. "¿Qué hacemos para evitarlo? le pregunté. Perón nos dio la siguiente directiva: -Pónganse de acuerdo con jefes y oficiales de la causa, para que las unidades militares de la Capital reciban a los obreros que salgan a la calle y coordinen con ellos la forma de operar. El resto de las tropas de San Martín y El Palomar deben evitar que Campo de Mayo marche hacia la Capital.

"La Razón" informa, esa misma noche: "Al conocerse la noticia de la renuncia de Perón, suben las acciones de los ferrocarriles en la Bolsa de Londres. También suben en Nueva York otros valores colocados en la Argentina”.

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